"La Silla de Enea" 🪑

martes, 7 de marzo de 2023

La hora del Ángelus

Durante los dos últimos fines de semanas, hemos vivido en Lora del Río un festival taurino con matadores de primera línea y una novillada con caballos, en la que contamos con el debut del novillero local Manuel Casado. El festival, colgó el no hay billetes una hora antes del comienzo del festejo, teniendo como protagonistas de la matinal a Lea Vicens abriendo plaza, Finito de Córdoba, David Fandila “El Fandi”, Manuel Escribano, Ángel Jiménez y Manuel Casado. Por otro lado, la novillada con picadores contó con la presencia de Diego Bastos, Víctor Cerrato y de nuevo Manuel Casado, que como mencionaba en anteriores líneas, debutaba con caballos.

En esos dos fines de semana, hemos podido disfrutar de un pueblo vivo, de un pueblo rico en cultura y lo que aún es más importante, el gran empujón que se le ha podido dar a la hostelería loreña.

Por suerte, hemos disfrutado de dos jornadas en las que las caras de los niños acompañados de sus abuelos camino a la plaza de toros, eran todo un poema, unos versos de cariño y pura felicidad.

Además de estos mencionados fines de semana, tuvimos también un espectáculo ecuestre el martes veintiocho de febrero, contando con la presencia del prestigioso Rafael Arcos González, y en el que salieron a pista dos jóvenes jinetes loreños, María Rosa León y Cayetano Martínez, este último, vigente campeón de España en su categoría.

La riqueza del mundo rural es envidiable, y si la unificamos y hablamos del mundo del toro y el caballo, no tenemos más remedio que decir que van de la mano. El arte ecuestre y el arte de la tauromaquia, deberían ser SANTO y SEÑA de nuestra identidad, de nuestra localidad, y no nos deberían faltar en las semanas más importantes del año para nosotros; fiestas patronales, Corpus, feria…

Los aficionados sabemos que no las tenemos todas con nosotros, que actualmente existen colectivos que nos ningunean y piden la abolición de la tauromaquia, pero ahí, es donde debemos estar unidos, luchar por lo nuestro mediante la palabra y respondiendo a estos grupos que no tienen argumentos con nuestra asistencia y nuestro compromiso con la Fiesta.

 

¡Viva el toro! ¡Viva el toreo! y ¡Vivan los toreros!




                                                                                            Desde la botica.


martes, 28 de febrero de 2023

El pasado viernes, primero de Cuaresma, tuve ocasión de vivir el Viacrucis de las hermandades de Lora del Río. En esta ocasión, acompañando al Santísimo Cristo Yacente de la Real Hermandad del Santo Entierro de Ntro. Señor Jesucristo y María Santísima de las Angustias. Después de la Eucaristía, iniciamos un camino espiritual por la Vía Dolorosa hasta el Calvario, la meditación de las estaciones nos fue acercando al Misterio con mayúsculas, como Dios se encarna en su Hijo Jesucristo para nuestra salvación.

 

En el Evangelio de Lucas, el evangelista expresa en diversas ocasiones que María, ante las palabras, los milagros, la misión de Jesús, guardaba todas estas cosas en su corazón. Ese es el secreto para vivir este Misterio que da sentido a nuestra fe. María, maestra en la fe, nos enseña que, solo pasando, la Pasión de Jesús por el corazón, podemos Creer. La misma etimología de la palabra “Creer” nos dice que su origen está en poner el corazón.

 

La meditación de cada estación, fue un regalo, caminar al lado de la sagrada imagen, sentir cerca el Misterio que expresa este Cristo yacente, despojarte de tus preocupaciones y hacer silencio interior para dejarte llenar por Él. Cada estación permite acercarte a ese camino propio y también de nuestros hermanos que nos lleva a la cruz. Poder como Jesús abrazarte a esa cruz, la de tu propia vida.

 

1º estación: Jesús sentenciado a muerte. Cuantas veces condenamos a muerte a las personas que se cruzan en nuestra vida. Con nuestros comentarios, sentencias, críticas… La sentencia a muerte en la guerra, la pobreza, el aborto. Tantos cristos de este mundo.

 

2ª estación: Jesús cargado con la cruz. Cada uno carga con su cruz, pero Cristo nos enseña que Él carga con nuestras cruces, si creemos, Él nos cogerá en sus brazos y hará como dice la escritura, el yugo ligero y la carga llevadera.

 

3ª estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el peso de la cruz. Cuantas veces caemos y cuantas volveremos a caer, muchas veces la cruz nos pesa mucho, en otras tropezamos. Pero, siempre debemos ponernos de pie, intentarlo, pedir a Dios que nos ayude, pedir a nuestros hermanos que nos ayuden.

 

4ª estación: Encuentro con la Virgen. Ella es la Madre que nos acompaña siempre, como hizo con su hijo. Siempre está ahí, pendiente, dispuesta a escuchar, la caricia constante del alma atribulada. Que hay mejor que dejarse acompañar en el viacrucis de la vida personal de cada uno por nuestra madre del cielo que vivió el Viacrucis de su Hijo Jesucristo.

 

5ª estación: El cirineo ayuda al Señor a llevar la cruz. Dios pone a cirineos en nuestra vida, personas que hacen más llevadera nuestra propia cruz. En mi caso, mi esposa, mis hijos, familia y amigos que han sabido poner alegría y esperanza en mi corazón. Seamos también nosotros cirineos en la vida de las personas que Dios vaya poniendo en nuestra vida.

 

6ª estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús. El alma fatigada, el espíritu cansado agradece infinito la presencia de una Verónica que refresque nuestro rostro. Pensemos y agradezcamos a todas aquellas personas que un día fueron capaces de poner un poco de luz, de serenidad, en nuestras vidas agitadas.

 

7ª estación: Segunda caída en el camino de la cruz. Creemos que estamos convertidos, que tenemos una fe fuerte, nada nos hará tambalearnos. Qué equivocados estamos, solo la gracia de Dios, que se manifiesta por el Espíritu Santo, puede hacer que nos vayamos convirtiendo, que toda nuestra vida sea un Conversión.

 

8ª estación: Jesús consuela a las Hijas de Jerusalén. Descubrir la causa de las propias lágrimas para pedir consuelo. Poner misericordia en nuestros actos para ser el consuelo de nuestro prójimo. 

 

9ª estación: Jesús cae por tercera vez. Ya se vislumbra el Calvario, se acerca el final y nos dejamos llevar por la inercia de creer, que como hace muchos años que estamos en la Iglesia ya somos “buenos”. De nuevo aparece el orgullo, la vanidad y volvemos a caer, como tantas veces. Pero, la misericordia de Dios es infinita y nos vuelve a levantar, nos da la mano. Nos acercamos al sacramento de la Reconciliación y nos acaricia el alma derrotada para sanarnos y ponernos de nuevo llenos de gracia.

 

10ª estación: Jesús despojado de sus vestiduras. Miro al Cristo yacente y lo veo apenas cubierto por un breve lienzo y pienso en cuantas veces soy capaz de despojar a los demás de las vestiduras de su dignidad, de su honra, de su honor, con mis palabras. Cuanto necesito que Dios me de la gracia de ver a los demás como hermanos y hermanas preciosos porque comparten mi dignidad de Hijos de Dios.

11ª estación: Jesús clavado en la cruz. Se comienza a materializar la injusticia, el Justo va a ser crucificado por mis pecados. Voy siendo consciente que mi vida contribuye a esa crucifixión, mis actos son pequeños martillazos sobre las manos de Cristo. Lo que hiciereis por uno de estos, por mí lo hacéis. Que tremenda responsabilidad, que confianza. Conversión.

 

12ª estación: Jesús muere en la cruz. Muere por amor, amor infinito, amor que trasciende el tiempo y el espacio. Amor en mayúsculas. Amor que llama al amor. Sigamos al Amor que nos ha mostrado el camino.

 

13ª estación: Jesús en brazos de su madre. Al final, como al principio, siempre está la Madre, María. Ella acoge a su hijo muerto en los brazos, como lo hizo cuando llegó a la vida. Ella nos muestra que siempre llegamos a Jesús por ella. Dejarnos llevar por ella en nuestra vida, nos acerca cada vez más a Jesús. Ella es el “regalo” de Jesús en su despedida: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre”. Ella es mi refugio, mi descanso, la que me levanta y me dice; haz lo que Él te diga. Hágase tu voluntad.

 

14ª estación: El cadáver de Jesús puesto en el sepulcro. Esta imagen que acompañamos, este Jesús yacente, nos indica que todo se ha cumplido, el sello entre Dios y el hombre, roto por el pecado se ha restablecido. La Nueva Alianza está vigente. Cristo ha pasado por el sepulcro para resucitar, ha roto las puertas de la muerte para la vida eterna. Ha comprado nuestra libertad, ha roto el yugo del pecado. Podemos mostrar al mundo la misericordia divina, el perdón.

 

Estas pequeñas reflexiones fueron motivadas por las meditaciones de las estaciones del Viacrucis y la oración personal en días posteriores. Solo quiero compartirlas con vosotros y solo pediros comprensión por este torpe aprendiz de plumilla.

 

Enrique Román Sedano

 


viernes, 24 de febrero de 2023

La hora del Ángelus

 

Hoy, Miércoles veintidós de marzo, comienza una nueva Cuaresma.



El Consejo de Hermandades y Cofradías de nuestra localidad, representado por Emilio Campos Rodríguez, ha tenido a bien elegir como cartelista a nuestro paisano Manuel Nuño Heredia.



Nacido el trece de marzo de 1965, es el mayor de tres hermanos,

Rosario y Francisco. Su niñez la vivió entre la Avenida del Castillo

y la Avenida de Prim, muy cerquita a la Parroquia de la Santa

Cruz donde tuvo lugar su primera comunión. Seguidamente,

perteneció a grupos parroquiales, llegando a ser monitor de uno

de esos grupos de acción católica.



Empieza su acercamiento a la Parroquia de la Asunción a través

de la Hermandad del Santo Entierro, de la que desde hace

años, hace estación de penitencia como nazareno y que

por entonces era la única Hermandad que procesionaba.



Forma parte también de la nómina de hermanos de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Lora del Río, de la que fue miembro fundador de su Grupo Joven, y de la Real y Muy Ilustre, Hermandad de Santa Marta de Sevilla.



Manuel siente una verdadera vocación por la pintura, y comienza su andadura desde muy pequeño.

A la corta edad de nueve años, ya ganaba concursos

juveniles de feria, que por entonces tenían mucho prestigio.



Pasados algunos años, más metido en la adolescencia, empieza a manejar

otras técnicas como el óleo, montando él mismo sus propios

lienzos con las telas que compraba en los mercados, y creando también sus propios soportes con las maderas que podía conseguir.

Cursó bachillerato en el Instituto Guadalquivir de Lora del Río, y

ahí ya tenía claro a lo que quería dedicarse.

Antes de licenciarse en Bellas Artes, llegó a realizar grandes trabajos a

familiares y amigos.



Al término de la facultad, vivió un tiempo en Barcelona y

Tarragona, donde llegó a exponer sus mejores obras del

momento junto a reconocidos artistas, pasando poco después a

las exposiciones más cercanas a la baja Andalucía.



Su estilo artístico es realista, acercándose a veces en sus obras al

hiperrealismo, y las técnicas que más utiliza son la de óleo sobre

tabla o lienzo, y la sanguina sobre cartulina.

Normalmente, los temas que aparecen en sus trabajos son los

paisajes de Sevilla y de su villa de Lora, aunque también nos

presenta en sus cuadros, objetos e imágenes de la tradición y

cultura andaluza, usando la técnica del óleo sobre tabla, donde

aparecen pequeños elementos y objetos cotidianos, que toman

un protagonismo principal dentro del cuadro.



De sus obras más relevantes, podemos destacar a título

individual desde el año 1983 en adelante, exposiciones en la Caja

de Ahorros de Jerez, en la Caixa de Tarragona, Sala de

Exposiciones de El Monte (en Huelva), estación de Santa Justa,

en la Sala de Exposiciones Stephan del Casino Costablanca en

Alicante, Sala de Exposiciones Caja Sur de Cádiz, Marchena,

Mijas, Chiclana y Bélgica.

De manera colectiva desde el mismo año ochenta y tres, tuvo el

honor de exponer en la Exposición Internacional Rafael Zabaleta

en Jaén, en el Homenaje a Velázquez en Mijas, en la Plataforma

del Arte en dos Hermanas, en las diferentes galerías de Vic,

Sitges y Reus en la Comunidad catalana y de nuevo traspasando

fronteras, en la Exposición de los grandes maestros del Arte

Belga.

Como obras gráficas e impresas, ha realizado el cartel de las

Fiestas en Honor a María Santísima de Setefilla, organizadas por

el Excelentísimo Ayuntamiento de Lora del Río, en los años 1983,

1984, 1985 y 1986. Ilustró con dibujos el libro “Historias de las

Hermandades y Cofradías de Lora del Río”. Realizó el cartel del 400 Aniversario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Lora del Río en 2009, el

cartel de la Romería de Nuestra Señora de Setefilla en 2018 y los

carteles de la Semana Santa de nuestro pueblo los años 2001,

2003 y 2005. 

Y hoy, para esta nueva temporada cuaresmal, hemos tenido el privilegio de nuevo, de poder contar con una obra de muy alta nota.

Representando el cartel de la SEMANA SANTA de LORA DEL RÍO dos mil veintitrés, con la Sagrada Imagen de María Santísima de las Angustias como icono principal, y el tradicional encuentro de ambos pasos de la Real Hermandad del Santo Entierro, al paso de la Plaza de Santa Ana y su ermita. 








                                                                                    Desde la botica.









lunes, 20 de febrero de 2023

 El próximo miércoles comenzaremos una nueva Cuaresma, participaremos de la Eucaristía y recibiremos la ceniza en nuestras cabezas. Este gesto lo harán millones de personas en todo el planeta. La ceniza nos ayuda a reconocer nuestra pequeñez, la fragilidad de nuestra vida. Nos recuerda que debemos hacer una parada en el camino para meditar, para ver hacia donde vamos espiritualmente.


Ese es el punto de partida de la Cuaresma, la decidida convicción de que necesito cambiar muchas cosas en mi vida, necesito convertirme. El deseo profundo de conversión no solo, en los detalles externos, que también, sino en mi interioridad, en lo más profundo de mi espíritu. Para ello, como hoy les contaba a los jóvenes que forman mi grupo de catequesis de Confirmación de adultos, tenemos la esperanza, el deseo, el anhelo de cambio. La esperanza nos permite superar los miedos que nos bloquean y buscar en Jesús nuestro fundamento.

 

La Iglesia nos ofrece tres prácticas: el ayuno, la oración y la limosna. La oración nos permite unirnos más a Dios, centra nuestra vida en Él, nos ayuda a ver la vida con otra perspectiva. Descubrimos en Dios nuestro tesoro, y cuando hemos encontrado ese tesoro, el resto de las cosas ya no son tan importantes en nuestra vida, son prescindibles. En eso consiste el ayuno, en compartir todas las cosas que tenemos con los demás. Y así llegamos a la fraternidad, la limosna que es necesaria para mejorar la vida de más necesitados.

 

Este proceso cuaresmal, es un camino de conversión que tenemos que vivir con intensidad, no como una Cuaresma más, si no, la Cuaresma de nuestra vida, la de ahora, la de este momento. Convertirme a Cristo de verdad, convencido de que tengo que hacerlo. El amor que Dios me muestra no merece menos. No podemos dejar pasar la oportunidad.

 

Vivo y disfruto de todas las oportunidades que este tiempo tan especial nos ofrece. La Iglesia con su riqueza litúrgica, mi hermandad con los cultos a nuestros titulares, la convivencia al preparar todo lo necesario para brillar en la Semana Santa. Pero podemos caer en lo de todos los años, quedarnos en la superficie de la práctica religiosa. Sin profundizar en el sentido de lo que celebramos. La conversión me tiene que llevar a unirme a Cristo en su cruz para llegar a la Resurrección. No ser conscientes de esta verdad nos convierte en aficionados a la celebración, en animadores de un espectáculo artístico y cultural. Corremos el riesgo de desposeerlo de sentido.

Vivamos la Cuaresma desde Jesús de Nazaret y prioricemos lo importante, la conversión, para ser verdaderos testigos suyos. Solo así, seremos capaces de llevarlo a los demás. La Cuaresma es también evangelización de los alejados, esa también, es nuestra tarea.   

 

 

Enrique Román Sedano

 

jueves, 16 de febrero de 2023

El maldito folio en blanco

 Hace no mucho tiempo tuve el inmenso placer, o mejor dicho el lujo, de compartir tiempo, espacio e ideas con una de las figuras docentes que más pasión por su trabajo he visto irradiar. Este hombre es de esos que apuran hasta los últimos segundos en el aula, de los que llevan por bandera su profesión y sólo con abrir la boca transmiten al tan denostado alumnado actual una vocación desmedida cada vez más difícil de encontrar.

Pocas veces escribo tan seguro de ostentar la verdad entre mis manos, pero creedme por una vez, os lo dice uno que se considera asimismo como alumno vitalicio y que ha pasado más tiempo del que a priori le correspondía entre viejos pupitres. Uno crece y malpiensa que va cerrando etapas de su vida progresivamente dando erróneamente por sentado que, después de tantos años escuchando a auténticos profesionales, sabe algo de esta vida. Hasta que, como pasa con la vida misma, llega alguien que “te pone en tu sitio”, a golpe y porrazo.

Esta persona de la que hablo “me puso en mi sitio” un día en el que la frustración por no saber abordar un trabajo de escasa entidad se apoderó de mí, no fui capaz de escribir más que la fecha y la transcripción literaria del enunciado dictado en clase. Como yo, otros diecinueve alumnos más y, sin querer refugiarme en el mal de muchos, he de decir que todos coincidimos en la tan desmedida ambigüedad que desprendía el dichoso parrafito que se nos había planteado. Desconozco si todo ello fue intencionado o no, lo cierto es que aquel día al cruzar el umbral de la puerta del aula me fui con la sensación de saber que ese día, mi largo viaje en tren había merecido pena.

Este hombre, abrumado por nuestra incompetencia, o eso interpreté por sus peculiares formas de expresión no verbal, bajó los tres escalones que separan el estrado de los pupitres para tomar asiento junto a nosotros. Tras ello, nos contó la historia de una de las mentes más brillantes del siglo XX que, como alumno que de nada sabe ni entiende, me ahorraré repetiros. Se trataba del norteamericano Thomas Edison, un polifacético científico y empresario que dedicó gran parte de su tiempo y esfuerzo a mejorar con sus numerosas creaciones la vida de los demás y que, como suele ocurrir con todos los genios de su calibre, la historia de su prolífica carrera se limita a enumerarnos exclusivamente sus múltiples éxitos, mostrándose al mundo como una icónica figura ensimismada y rodeada por falso aura de deidad impropio de la única especie animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

De Edison hemos heredado sus abundantes aportaciones en el mundo de la electricidad o el fonógrafo, pero sin duda, Thomas pasó a la historia moderna mundial por ser quien dio luz la bombilla incandescente. Ningún libro de historia nos cuenta el cómo lo hizo, ni cuánto tiempo le llevó su desarrollo, pero tras su presentación a la comunidad científica mundial dejó la que, probablemente, sea su mejor herencia como inventor, apuntando lo siguiente:

“Conozco 999 formas de cómo no hacer una bombilla”

Esto es lo que separa a los genios de las personas de a pie. Uno puede carecer de aptitud (con P) fruto de la duda o el desconocimiento sobre algo y dejar el folio en blanco como yo hice aquel día. Esa mañana aprendí, gracias a mi gran profesor EAHV, que sólo la actitud (con C) puede relegar cualquier otra virtud a un segundo plano.

¡MÁNCHATE LOS PUÑOS DE TINTA! Sólo se equivoca quien no se atreve.




martes, 14 de febrero de 2023

 El pasado sábado, mientras tomaba un café con un amigo, la conversación nos llevó por unos derroteros ya recorridos en los últimos tiempos, hablar de sinodalidad. La Iglesia lleva dos años inmersa en un proceso sinodal que después de diversas fases, empezando por la fase diocesana, llevará al Sínodo de los Obispos, allá por el mes de octubre de este año y hasta octubre de 2024, una actualización del concepto de sinodalidad.

 



Nos puede parecer una palabra moderna dentro de la vida de la Iglesia, pero viene desde los primeros tiempos del cristianismo. El los primeros tiempos como recoge el libro de Los Hechos de los Apóstoles vemos como surge la necesidad de la sinodalidad dentro de las primeras comunidades que conforman la Iglesia naciente.

 

Los primeros cristianos ponían al servicio de la comunidad todo lo que tenían, los bienes y su persona. Todos aportaban los dones recibidos de Dios para el funcionamiento conforme al Espíritu en la Iglesia, lo mejor de cada persona. La comunidad crecía en la caridad y el testimonio cristiano. Este testimonio atraía con una fuerza extraordinaria a las gentes de su tiempo. El “mirad como se aman”, era como un sello que los distinguía fácilmente. Este estilo de vida comunitario, donde cada persona ocupa el lugar donde puede prestar el mejor servicio, es fruto del Espíritu Santo.

 

En siglos posteriores, la Iglesia fue ocupando zonas de poder y la sinodalidad quedo aparcada, en aras a un clericalismo que buscaba la influencia como poder político e incluso militar. No es hasta el Concilio Vaticano II cuando después de una reflexión profunda, el Espíritu empieza a orientar a la Iglesia en un cambio profundo. Reconocer la necesidad de volver a las raíces para ganar en autenticidad, buscando que los fieles cristianos no sigan siendo pasivos en su relación con la Iglesia. La responsabilidad es de todos, nuestro Bautismo nos capacita como Hijos de Dios para ofrecer nuestros “talentos” como colaboradores en la acción del Espíritu. Cambiar las cosas para hacer presente el Reino de Dios.

 

Es necesario que los creyentes nos vayamos convenciendo de que tenemos que estar en clave sinodal, es decir, sentirnos participes de la vida de nuestras parroquias y de los grupos que la conforman. Todos tenemos cosas que ofrecer y podemos hacer mucho bien. Si nuestros párrocos son reacios, debemos ayudarlos a cambiar. La responsabilidad del párroco es clara y está bien definida, pero el peso de la vida parroquial no debe caer solo sobre sus hombros, sino que es tarea de todos los fieles de la parroquia. No se trata, como por ejemplo, están planteando en el Sínodo alemán, de convertir la parroquia en una democracia, no es eso. Estamos hablando de algo diferente, cada uno de nosotros tenemos que buscar el lugar donde mi servicio puede ser más útil. Estar dispuestos a servir, como nos dice Jesucristo, el que quiera ser el primero que se ponga al servicio de la comunidad. No podemos ser indiferentes a lo que ocurre en la Iglesia actual, porque luego nos arrepentiremos. Si queremos atraer a las personas a la Iglesia debemos volver a la autenticidad de los primeros cristianos, al amor con que se relacionaban entre ellos, el compartir la propia vida.

 

Algo de sinodalidad sabemos en las hermandades, pero tenemos que tener claro que estemos donde estemos, tengamos el cargo que tengamos, la responsabilidad es servir siempre.

 

 

 

Enrique Román Sedano

 

jueves, 9 de febrero de 2023

La hora del Ángelus

 

Ay señor Martínez Ares

¿Pero cómo hace usted esto?

Sabiendo que no todo vale…

Espero que se disculpe

ante tanto revuelo formao,

vaya ser que al Teatro Falla

tengamos que ir con los armaos.

En Sevilla escuchamos marchas

en las noches frías de abrigo,

pero con usted gran artista,

El carnaval ha ganado un enemigo.

Ay poeta de la vida,

si de ti dependiera el literato

no habría nada como un relato,

en el que contaran que Antonio

Con su alma y mucha pena,

anda buscando Esperanza

a los pies de la Macarena.



  08/02/2023

                                                                                                              Desde la botica

martes, 7 de febrero de 2023

La hora del Ángelus

Hoy os voy a hablar de un personaje en concreto. De un matador de toros que marcó una época. Rival directo de Ponce, con el que disputaba en quites cada tarde compartida. Para mí, uno de los más grandes que ha dado el siglo XX. De él, si quisiéramos destacar algo, tendríamos que ponernos a hablar de su personalidad, de su arrogancia, de su misticismo, de sus cambios brutales de humor, de su buen manejo de la capa y de sus narices para partirse la cara en la vida y en el toreo.

José Miguel Arroyo Delgado, más conocido como Joselito, nació en el barrio madrileño de la Guindalera. Con tan solo tres años, su madre lo abandonó junto a sus hermanos (hembra y varón) y lo dejaron a cargo de su padre. A este, que para nada llevaba una vida modelo, le gustaba más traficar con ilegalidades y hacer de su vida una verdadera ruleta rusa, que salir al mundo real y sacar adelante a sus descendientes.

Cuando José tenía la corta edad de trece años, su padre fallece y él, queda huérfano de padre y como bien sabéis, también de madre debido a su abandono. En el mismo funeral, sus tíos se lo repartían como la herencia despojada que nadie quiere, y por azar o destino, o por intercesión de algún santo, llegó a poner orden el que sería su padre adoptivo y mentor en lo taurino, Enrique Martín Arranz.

Enrique era su profesor de escuela taurina, a la que José, ya pertenecía desde una edad muy corta a la que empezaron a llamarle lentejita, por su anchura ósea y baja altura. En uno de los últimos ingresos de su padre biológico en el hospital, le prometió Enrique hacerse cargo de su hijo si él llegaba a tener un final inesperado en un corto periodo de tiempo. En sus primeros días de escuela, Martín Arranz lo mandó a dar vueltas andando a la plaza del Batán, ya que tenía unos andares “guindaleros” y nada toreros.

Él llega a confesar en su libro “Joselito, el verdadero” y en algún medio, que, si no llega a ser por el toreo, hubiese acabado en la cárcel o muerto de sobredosis.

José no es creyente ni monárquico, se considera ateo y republicano, pero eso sí, le guarda un respeto enorme al jefe del estado y rey de España, ya que ante todo es un hombre cabal y con sentido común. Algunos debían tomar nota de esto…

Por todos es recordado aquella tarde del dos de mayo de mil novecientos noventa y seis, en la que en una gran tarde venteña vestido de goyesco, salió por la puerta grande una tarde en solitario que forma parte de la historia por todo lo sucedido. Dos años antes también abrió la del príncipe una tarde de farolillos sevillanos.

Tomó la alternativa con tan solo dieciséis años, refiriéndole a Enrique (su padre) que si no servía se dedicaría a otra cosa, pero que tenía que salir de dudas pronto y no perder el tiempo. Hasta para eso tuvo lo que había que tener…

Gente luchadora como él son los que mueven el mundo, son por los que nosotros debemos partirnos la cara y deben ser por supuesto nuestra fuente de inspiración. En la actualidad pocos son los muchachos que se mueven por los impulsos del corazón y muchos los que se quedan en la zona confort viéndolas venir. Menos pagas y más huevos. Menos derechos y más deberes.

Dentro de unos cuantos martes, cuando de nuevo me venga a la mente mi querido matador, os desgranaré más detalles de su vida, pero para mí, aquí hay un referente al que respeto, admiro y al que, sin conocer personalmente, le tengo una estima especial.

José Miguel Arroyo Delgado, “Joselito el verdadero”



                                                                                                                          Desde la botica

lunes, 6 de febrero de 2023

Vivimos inmersos en las redes sociales: twitter, whatsapp, tik tok, y del zapping: youtube, plataformas como Netflix, HBO, Apple… En esta sociedad conversar se convierte en un lujo, no tenemos tiempo para tener una conversación, solo lo hay para intercambiar mensajes.

 

Cuando nos llega un mensaje largo no lo leemos, por ello, debemos aprender a comunicarnos con pocas palabras. A través de nuestros teléfonos móviles, compartimos imágenes, sensaciones, emociones, utilizando signos lingüísticos y emojis para comunicar lo más velozmente posible lo que sentimos. Si podemos decirlo con una imagen en vez de con palabras, mejor. Comunicarnos con frases breves, con mensajes sin grandes complicaciones. La conversación distendida, sin mirar al reloj, es algo extraño en nuestra vida cotidiana, se reserva a los momentos festivos y de ocio, a las sobremesas de vacaciones.

 

Cuando hablo de conversar, estoy hablando de un arte, que no podemos improvisar. Para que nazca un pensamiento es necesario construir una frase y hallar los conceptos adecuados, pero, para descifrarlo, también necesitamos tiempo de escucha y de comprensión. Todo parece muy extraño y anticuado en nuestro contexto actual, pues no encaja con los tiempos que vivimos.

 

La conversación es un manantial de palabras y de gestos, es un ir y venir comunicativo. Exige tiempo y escucha. Sin un interlocutor reciproco es imposible la comunicación. Se requieren dos personas dispuestas a salir de sí mismas, a contemplar y a recibir lo que el otro lleva en sus adentros.

 

La conversación es un proceso que no obedece a una razón instrumental. Es un fin en sí misma. En esencia, constituye un intercambio libre de ideas, un camino que construimos andando, pues no conocemos el destino ni los temas a tratar.

 

Conversar solo es posible si estamos dispuestos a salir de nosotros mismos, para dar a conocer lo que anida en nuestro corazón, pero, además, requiere en nuestro interlocutor una actitud de escucha, vaciarse de sus propias ideas para darle sitio a los pensamientos e ideas que formulamos.

 

Muchas veces, sin embargo, en nuestras conversaciones seguimos la estela de nuestro pensamiento, desconectamos de las ideas del otro y persistimos en nuestra visión unilateral. No nos enriquecemos con el espíritu de nuestro interlocutor que ha compartido con nosotros. Lo que ocurre en este caso no puede decirse en sentido literal, conversación. Cuando la conversación busca el puro placer del intercambio gestual y verbal, la conversación adquiere su pleno sentido y se convierte en una de las formas más bellas de placer espiritual.

 

Estas ideas me vienen a la mente después de haber disfrutado en la tarde del sábado de un rato de conversación y coche con mi amigo Juan Antonio García Monclova.




 

Enrique Román Sedano

jueves, 2 de febrero de 2023

Eufemismos

 Eufemismo [Del lat. euphemismus, y este del gr. Euphēmismós]. Dícese de aquella palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca.

Resulta curioso ver cómo pese a estar plenamente inmersos el país de las etiquetas -que no de etiqueta-, donde al mínimo pronunciamiento público se nos encasilla en la más miserable y estereotipada estantería de adjetivos en la que sólo caben los colores blanco o negro, a más de un abanderado de la pluralidad social se le atragantan las verdades. Permítaseme el lujo de entrar a este juego de no dar nombres y apellidos propios, pues podría yo incurrir en la tendenciosa situación de ser tachado erróneamente de cualquier denominación con la que, probablemente, no me sentiría del todo identificado. La respuesta es bien sencilla y se ilustra fácilmente con una de las anécdotas cotidianas que acostumbro a relatar en mis textos.

Afortunadamente, por el armario empotrado de la habitación de mi casa han pasado infinidad de prendas de vestir puesto que, como ocurre en la mayoría de los hogares españoles, en mi familia existe la dichosa costumbre de heredar aquellos elementos que se conservan en buen estado y admiten más puestas -esto sí que es verdadera economía circular y no lo que pretenden vendernos desde Bruselas hoy día-.

De entre todas las piezas, admito tener auténtica devoción por las camisas antiguas, cuya calidad supera con creces las de hoy día. Tal es mi indecisión que todas ellas, pese a no ser de mi gusto o no estar en el mejor estado posible, han llegado a pasar en mi armario largas temporadas hasta que en un acto de libertad de elección y sin más presión que la que puede llegar a ejercer una madre por no coincidir con su exquisito gusto, hago el esfuerzo de pasar aquellas que no son de mi agrado hacia los siguientes sucesores de la cadena familiar, con la plena confianza de que alguno las tome como suyas. Ahí considero que reside el verdadero espíritu crítico, en asumir que cada persona trasciende los límites de la frívola etiqueta que otros imponen a su antojo, en reconocer que, aunque en tu armario sólo existan dos colores, en el de tu vecino pueda haber cinco y no por ello tu gusto es mejor que el suyo.  

Pero, sin duda, lo que ha de quedar sumamente claro tras mi chascarrillo de los miércoles es que, dentro de este amplio espectro de puntos de vista no se puede caer en el error de faltar a la verdad: mi camisa favorita, la amarilla de lino, seguirá siendo amarilla hasta que el último de mis jóvenes allegados decida desecharla o tirarla; lo acontecido la semana pasada en la ciudad algecireña no fue un fallecimiento sino un vil homicidio, por mucho que algún personaje con traje, corbata e ínfulas de una grandilocuencia fingida se empeñe en hacer del eufemismo su argumento político y no cesar en el empeño de intentar hacerte ver marrón el amarillo de mi preciada camisa.

Descanse en paz.




Heras y Liñán.